Enero: show televisado de Jackie Gleason.
Febrero: graba su primer álbum a 33 revoluciones para la R.C.A.
Marzo: realiza unas pruebas cinematográficas en Hollywood. Hal Wallis le pide que interprete una escena de “Faiser de Pluie”. Firma un contrato por tres años con la Paramount.
Abril: show televisivo de Milton Berle.
Julio: show televisivo de Steve Allen.
Agosto: gira con motivo de su primer film “Love Me Tender”.
Septiembre: show televisivo de Ed Sullivan.
El sagaz Parker se dirige pronto a la compañía discográfica RCA y se pone al habla con Steve Sholes, uno de los ejecutivos de la compañía que ya conocía a Elvis por sus anteriores actuaciones y que había quedado ciertamente impresionado por sus cualidades. Por eso no le es difícil convencer a la poderosa multinacional para que compre los derechos que todavía tiene la Sun Records sobre Elvis, alentándoles para que lo hagan con rapidez ya que hay otras compañías que desean hacer lo mismo.
Pero los dueños de la RCA ya habían previsto la contratación de Elvis y se habían puesto al habla con Sam Phillips, sin saber la oportuna operación que Parker había realizado días antes, consistente en quedarse con la representación en exclusiva de Elvis. Puestos al habla con los abogados de ambas partes, los editores Hill & Range, pertenecientes a la RCA, compran todos los derechos discográficos de Elvis, tanto los editados como los que aún estaban en fase de producción, y pagan a San Phillips una suma de 40.000 dólares, casi seis millones de pesetas de entonces. El éxito de tal operación, no podemos olvidarlo, se debió a la buena labor del por entonces joven empresario Parker, quien por cierto no era realmente coronel, aunque poseía esa graduación honoraria desde 1953 por haber sido gobernador de Tennessee. Su intención, manifestada ante un popular periodista, era hacer de Elvis Presley un cantante tan famoso como Frank Sinatra.
Como consecuencia de ello, la Sun Records tuvo que cerrar sus puertas en 1958, después de intentar promocionar al cantante Carl Perkins, quien para desgracia de todos murió en un accidente automovilístico en plena campaña de promoción.
La RCA hasta entonces se había dedicado exclusivamente a la música clásica, aunque tenían confianza en Parker y decidieron hacerle caso y romper moldes. Desde ese momento, San Phillips se dedicaría por entero a promocionar a otros artistas modernos de la talla de Jerry Lee Lewis y Carl Perkins, renunciando a Elvis, en parte por la sustancial suma que le ofrecieron, en parte porque no estaba seguro de que Elvis quisiera seguir con él, deslumbrado como estaba por los coches Cadillac que le ofrecían.
La primera canción para esa compañía fue “Heartbreak Hotel” la cual constituyó un rotundo éxito, llegando a venderse en pocos días nada menos que un millón y medio de copias y ocupando el número uno en la lista Top 100 del magazine Billboard y eso que la grabación ni siquiera estuvo bien realizada y carecía incluso de batería de acompañamiento, lo que hacía disminuir su impacto rítmico.
Semanas después su primer álbum de larga duración, en el que estaban incluidas la popular “Tutti frutti” y “Blue Suede Shoes”, vendería más de 100.000 discos y emprende una gira por todas las salas de la Paramount desde Florida a la Costa este, necesitándose un servicio de seguridad especial para contener a sus fans.
En esos días Elvis ganaba ya 75 mil dólares al día (¡10 millones de pesetas!) y ya no intervienen sus antiguos músicos Scotty y Bill, los cuales son sustituidos por Los Jornadaires, un grupo mejor conjuntado y que aporta un buen dominio de voces.
La televisión le invita a participar en el programa de Jackie Gleason, en el cual acuden con frecuencia músicos de raza blanca que cantan canciones de negros. Su aparición es todo un espectáculo, especialmente por sus contorneados movimientos de cadera, pero comienza a provocar las primeras reacciones de protesta. Se dice que grupos moralistas organizan una campaña anti-Elvis y que en un colegio de chicas católicas queman un muñeco que representa a Elvis en señal de protesta. Se le acusa, por primera vez, de quebrar la moralidad de los jóvenes norteamericanos.
Aún así, la cadena de televisión CBS le ofrece trabajar en el Show de Ed Sullivan y logra una audiencia del 86%, lo que supone al menos 54 millones de telespectadores; un récord absoluto.
Poco tiempo después actúa por primera vez en el programa televisivo de los hermanos Dorsey, logrando causar un impacto ante el público aún mayor que con sus canciones. El movimiento de su cadera – la pelvis – conmocionó a millones de chicas, mientras que su rebeldía en el vestir y moverse calaba fuertemente en los chicos. Salvo las personas muy mayores, no había nadie en esos días que no hablara positivamente de Elvis Presley y su nueva música el Rock and Roll. Atrás quedaba una generación de cantantes pulcramente vestidos, incluso con smoking, de refinadas maneras y voz melosa que habían cautivado a la juventud durante años, al mismo tiempo que les indicaban una manera discreta en el vestir y un deseo por ser buenos chicos. Elvis Presley estaba en la línea de los ídolos del cine como James Dean, Marlon Brando y Montgomery Clift, los cuales eran la nueva generación rebelde a los convencionalismos.
Su ruptura con todo lo establecido le hizo aparecer como el ángel malvado ante las generaciones anteriores y sus gestos en el escenario eran – decían – una clara invitación a la lujuria para los jóvenes. Los sectores más conservadores le empezaron a considerar como una amenaza directa para la sociedad y con sus ademanes chulescos, su peinado y sus canciones, se suponía que trataba de dislocar a la juventud. El problema era aún mayor porque en esa época los hogares norteamericanos estaban inundados por la televisión, con lo cual ni siquiera existía un precedente para calmarles. Anteriormente el antro de perdición era las salas de cine y las de baile, pero ahora el demonio llegaba directamente a las casas ¡y a la hora de la cena!.
En esa época habían tolerado a Frank Sinatra porque solía cantar en un pulcro smoking y hasta bailaba con Gene Kelly mientras estaba en la marina, pero el joven de Memphis era guapo, movía sus caderas como cuando se hace el amor y además decían que se pintaba los labios para actuar en sus espectáculos.
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