Después de un segundo disco para la firma “Sun”, emprende una amplia gira por Nuevo México y Louisiana, sin olvidarse de Cleveland y Dallas, todo ello montado en un ambiente circense con señoritas majorettes incluidas, además del primer clubs de fans, obviamente pagados para que gritasen en sus actuaciones. En Julio, en Jacksonville, su concierto provoca por primera vez una estampida de quinceañeras que tratan de acercarse para tocarle, más que nada porque Elvis las provoca diciendo que las espera detrás del escenario. Pocos días después la canción “Baby Let’s Play House” es la primera canción suya que figura en el hit parade nacional y pulveriza todos los récords de venta. Bob Neal, por su parte, organiza el primer clubs de fans y en Noviembre es invitado al congreso de disc-jockeys de Nashville, a donde acuden los mejores especialistas en música moderna del país. Allí tiene lugar las primeras discrepancias con los músicos que le acompañan y con el resto de artistas invitados, ya que la algarabía que organizan los fans de Elvis (ahora ya son reales) impide escuchar al propio cantante y los demás grupos se niegan a salir después de su actuación, especialmente porque el escenario suele quedar destrozado.
Se le empieza a conocer como “El relámpago de Memphis” y sus delirios sexuales en el escenario, más los labios y las cejas pintadas, sin olvidar sus apretadísimos pantalones de colores, son motivo de conversación y polémica por donde va. “Elvis, the Pelvis”, fue otro apodo que le acompañaría durante muchos años.
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